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EL MOTÍN DEL CAINE CORTE-MARCIAL (2024)

EL MOTÍN DEL CAINE CORTE-MARCIAL (The Caine Mutiny Court-Martial) 2024

Dirección: William Friedkin

El último proyecto del consagrado director, guionista y productor William Friedkin, creador inigualable de éxitos como “Contacto en Francia”, “El Exorcista” o “Cruising”, es la adaptación de la novela “El Motín del Caine”, un clásico de la literatura del escritor estadounidense Herman Wouk (1915-2019). La novela fue adaptada muchas veces en teatro y cine, como el film protagonizado por Humphrey Bogart, de 1954, dirigido por Edward Dmytryk.


La fascinante historia de suspenso psicológico se sostiene con un reparto de excelencia y gran habilidad cinematográfica, en un tono teatral, pues toda la acción transcurre en el ámbito de la corte marcial, con un ritmo atrapante, sin permitir que la audiencia pierda la atención individual o grupal.

Cuando el Caine, que era un buque destructor de dragaminas, se enfrenta a un ciclón en el estrecho de Ormuz, al mando del experimentado teniente Philip Queeg (Kiefer Sutherland), toda la tripulación se encuentra en grave peligro de naufragar. La obstinación y el pánico de Queeg, decide a su segundo en el mando, el teniente Stephen Maryk (Jake Lacy) a relevarlo, seguido por un grupo de aliados insubordinados. Tanto Queeg como Maryk tenían dos resoluciones diferentes para escapar de la tormenta y eso desencadenó el motín por el cual en esta corte, presidida por el capitán Blakely (un imponente Lance Reddick), es acusado Maryk.

Uno a uno van desfilando los testigos que son interrogados por la fiscal, comandante Katherine Challee (Mónica Raymund) y el abogado defensor, teniente Barney Greenwald (Jason Clarke). Es interesante ver, que a través de los testimonios, salen a la luz aristas autoritarias y obsesivas de la personalidad de Queeg, en varias anécdotas donde el teniente imprimió castigos absurdos a la tripulación. El segundo en declarar, el teniente Keefer (Lewis Pullman) amigo de Maryk y escritor, hace notoria la animadversión que le genera Queeg por su desempeño, a pesar de que la psiquiatra y el médico, aún reconociendo su temperamental carácter, lo consideran apto para comandar el buque.


La dirección de fotografía de Michael Grady sigue los relatos con tomas de cerca y media distancia, de acuerdo a la envergadura de los testimonios, y la precisa edición de Darrin Navarro articula las distintas secuencias para dar claridad visual al guion.

La soberbia performance de Kiefer Sutherland brilla en las dos escenas, donde es interrogado por la fiscal, y cuando la defensa lo interpela, basando su estrategia en demostrar que el teniente Queeg no estaba en sus cabales para capitanear la nave en esas circunstancias calamitosas. Greenwald lo acorrala poniendo en evidencia la vulnerabilidad y nerviosismo de Queeg. Sin embargo, la sorpresiva y provocadora escena final hace tambalear la percepción del espectador acerca de los hechos ocurridos, dejando abierto el dilema ético sobre la legitimidad de la autoridad y la justicia.

Ya ni William Friedkin ni Lance Reddick están en este mundo, va entonces nuestro homenaje a sus grandiosas trayectorias en la industria cinematográfica.

Género: Drama judicial. Duración: 109 minutos. Disponible en Netflix.



Hebe Girardo

15/8/2024


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