THE SEED OF THE SACRED FIG (2024)
Dirección: Mohammad Rasoulof
El realizador iraní Mohammad Rasoulof es uno de los cineastas disidentes más críticos del régimen gubernamental teocrático de su país natal. Sus nueve largometrajes manifiestan el mismo mensaje condenatorio, a través de diferentes historias, con una indiscutible aprobación de la audiencia. Recordemos simplemente que su película “There Is No Evil” recibió el Oso de Oro a Mejor Película en el Festival de Berlín de 2020.
“The Seed of the Sacred Fig” (“La Semilla del Higo Sagrado”), su último film, estrenado en Cannes 2024, (Premio del Jurado), es un drama familiar y político que se entrelaza con las protestas nacionales, tras la muerte bajo custodia de la joven Mahsa Amini, y en muchos sentidos es un rotundo respaldo a ese levantamiento, con su lema de “¡Mujer! ¡Vida! ¡Libertad!”.
Tensiones políticas y personales surgen en el seno de una familia, cuando el padre, Iman (Missagh Zareh), es ascendido a inspector judicial, con la perspectiva de vivir en una casa más grande, en un barrio más seguro, junto a su cariñosa esposa, Najmeh (Soheila Golestani) y sus dos hijas, Rezvan (Mahsa Rostami) y Sana (Setareh Maleki). A Iman, un hombre de fe y honesto, que ha trabajado para el gobierno por más de 20 años, le preocupa la obligación impuesta por el fiscal de firmar sentencias, sin haber analizado los expedientes.
Al tiempo que comienzan las protestas en colegios y universidades, se desata una feroz represión, donde una amiga de las chicas, Sadaf (Niousha Akhshi) es herida gravemente y Rezvan la lleva a su casa, temiendo una posible captura camino al hospital. El relato se detiene en la minuciosa escena en la que Najmeh le saca uno a uno los perdigones del ojo de Sadaf, víctima del acto más vil y deleznable contra una mujer indefensa.
Esta atmósfera de injusticia va contaminando el vínculo, antes amoroso, de la familia. Las hijas, que simpatizan con las protestas, ven lo que ocurre en la calle por Internet, mientras la televisión oficial oculta o miente. Durante una cena, Rezvan confronta a su padre, expresando que quiere vivir en un lugar normal con libertad, mientras que Iman permanece fiel al régimen, argumentando que quienes conspiran son los “enemigos” de Irán. Los dos representan mundos diferentes. El tramo final se dispara cuando la pistola que le habían confiado a Iman para su protección desaparece, dejando paso a la paranoia y a la intimidación psicológica, que se apodera de la cordura y el claro raciocinio de Iman.
“The Seed of the Sacred Fig” es estéticamente muy bella. La dirección de fotografía de Pooyan Agha Babaei crea diferentes matices para el interior del departamento, en frescas escenas que comparten las hijas con su madre, depilándose las cejas o pintándose las uñas, o los cuidados que Najmeh prodiga a su esposo. El sombrío contraste aparece en la escena de los interrogatorios, donde Rezvan, con sus ojos vendados, comparece de cara a una pared, ante el requerimiento del funcionario. Los exteriores del final, en las montañas, tienen un clima de inquietante thriller.
Es conocida la persecución que padece Mohammad Rasoulof por su disidencia con el régimen iraní, con una sentencia pendiente. Cuando ganó en Berlín, su hija recibió el premio, porque él no podía salir del país. Por esto “The Seed of the Sacred Fig” fue filmada en secreto dentro de Irán, pero la edición la realizó Andrew Bird en Alemania, insertando hábilmente verídicas imágenes de las protestas, capturadas por las hijas en sus celulares. Por esta razón el film representará a Alemania en las nominaciones a Mejor Película Internacional para la próxima entrega de los premios Oscar. Además, es una de las favoritas para los Premios del Cine Europeo.
Género: Drama. Duración: 166 minutos.
Hebe Girardo
6/11/2024
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