RECUERDOS DE HOLLYWOOD: “MANK” (2020)
Dirección: David Fincher
El exitoso director americano David Fincher es famoso por sus thrillers psicológicos con personajes siniestros, manipuladores o sociópatas. Esta vez, desde su último largometraje de 2014 “Gone Girl” o la serie “Mindhunter”, los ha abandonado, para ofrecernos una pintura de la industria cinematográfica de Hollywood en las décadas del 30 y 40. El resultado de este cambio de rumbo es “Mank”, basada en la trayectoria del escritor Herman Mankiewicz (Gary Oldman), guionista del célebre film “Citizen Kane” de Orson Welles (Tom Burke).
Para la historia del cine, la película de Welles marcó una evolución significativa en la técnica cinematográfica y el manejo del tiempo, pero también arremetía contra unos de los personajes más controvertidos de la época, William Randolph Hearst (Charles Dance), empresario, inversionista y político, propietario de múltiples medios de comunicación, entre periódicos, revistas y emisoras de radio, y que también incursionó en la producción de cine. Desde todos esos foros, Hearst ejercía una manipulación de la opinión pública, frecuentemente traicionando la ética periodística.
Fincher demuestra cómo la industria hollywoodense estaba controlada por estos grandes monopolios. Las productoras financiaban las películas y todos los que trabajaban en su realización eran dominados prepotentemente por sus ejecutivos. La escena en que Louis B. Mayer (Arliss Howard) pope de la Metro Goldwyn Mayer, anunció la quita de la mitad del salario de los empleados, poniendo énfasis en que se trata de mantener unida a la familia, es una patética muestra de esa arbitrariedad e hipocresía.
Mientras Mank escribe su guión a contrarreloj, postrado en cama después de un accidente automovilístico, asistido por Rita (Lily Collins) se suceden flashbacks que nos ponen en contacto con sus emociones, sus vicisitudes en el mundo del espectáculo y sus ideales progresistas. Alcohólico y apostador empedernido, ocasionalmente acompañado por Sarah, su esposa que todo lo soporta, se siente vulnerable, pero a la vez capaz de escribir su mejor versión, la que lo llevará a ganar el Oscar a Mejor Guión Original en febrero de 1942.
La dirección de fotografía de Erik Messerschmitt, el diseño de producción de Donald Graham Burt y la edición de Kirk Baxter, logran una puesta en escena de cine clásico, en un blanco y negro que resalta el claroscuro de ambientes y personajes, musicalizado glamorosamente por el “score” de Trent Reznor y Atticus Ross.
Siempre es un enorme placer ver actuar a Gary Oldman. Su vasta galería de personajes como Beethoven, Churchill, Drácula o Stansfield, el iracundo policía de “El Profesional”, siempre empatizan con el espectador y le tiende un vínculo suficientemente fuerte como para ser creíbles. Su lucimiento va más allá de una simple performance, en escenas llenas de ternura junto a Marion Davies (Amanda Seyfried), actriz y amante de Hearst, mientras recorren los jardines palaciegos del magnate, plagado de animales exóticos, o en el monólogo de borrachera, en un festín del millonario, parafraseando los ideales del Quijote. Todo el reparto que lo acompaña está bien calibrado, interpretando a personajes reales que participaron en la fábrica de sueños del cine clásico.
Pero también aspiración de notoriedad y reconocimiento público de figuras olvidadas, tan predominantes en la historia del séptimo arte. Propósito gratamente cumplido.
Género: drama. Duración: 131 minutos. Disponible en Netflix.
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